«Queda claro que no es mi intención ganarme el favor de la gente, sino el de Dios. Si mi objetivo fuera agradar a la gente, no sería un siervo de Cristo».
-Gálatas 1.10 (NTV)
Enfócate.
«Queda claro que no es mi intención ganarme el favor de la gente, sino el de Dios. Si mi objetivo fuera agradar a la gente, no sería un siervo de Cristo».
De entre todo aquello que distingue a los hombres de Dios, en el Antiguo Testamento hay algo que aparece recurrentemente:
«Y Jehová estaba con él»1.
El don más grande y maravilloso que podríamos llegar a tener; un privilegio del que ahora podemos gozar por la obra de Jesucristo.
¿Cómo disfrutas de esta bendición?
Génesis 39.3; 1 Samuel 3.19; 18.12, 14; 2 Reyes 18.7; 1 Crónicas 9.20.↩
«Debemos hacer frente a las incertidumbres de este mundo con la certeza del mundo venidero».
«Sí, te humilló permitiendo que pasaras hambre y luego alimentándote con maná... lo hizo para enseñarte que la gente no vive sólo de pan, sino que vivimos de cada palabra que sale de la boca del Señor».
Hacia el final del Libro del Profeta Daniel abundan las visiones del fin de los tiempos, un asunto que ha preocupado a la Iglesia a lo largo de su historia. Sin embargo, cuando Daniel preguntó: «Mi señor, ¿cómo terminará todo esto?», él recibió la siguiente respuesta: