De entre todo aquello que distingue a los hombres de Dios, en el Antiguo Testamento hay algo que aparece recurrentemente:
«Y Jehová estaba con él»1.
El don más grande y maravilloso que podríamos llegar a tener; un privilegio del que ahora podemos gozar por la obra de Jesucristo.
¿Cómo disfrutas de esta bendición?
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Génesis 39.3; 1 Samuel 3.19; 18.12, 14; 2 Reyes 18.7; 1 Crónicas 9.20.↩