Hacia el final del Libro del Profeta Daniel abundan las visiones del fin de los tiempos, un asunto que ha preocupado a la Iglesia a lo largo de su historia. Sin embargo, cuando Daniel preguntó: «Mi señor, ¿cómo terminará todo esto?», él recibió la siguiente respuesta:
«En cuanto a ti, sigue tu camino hasta el final. Descansarás y, entonces, al final de los días, te levantarás para recibir la herencia que ha sido guardada para ti».
De una manera sutil, sus pies fueron puestos de nuevo en la tierra mientras se le llamaba a mantener su mirada en el cielo.
Prácticamente, el hombre vestido de lino le dijo:
Y así, con esta bella exhortación —que es prácticamente la misma exhortación de Apocalipsis— el libro llega a su fin.
Si tú y yo hemos confiado en esta misma promesa, entonces debemos vivir para la gloria de Dios todo el tiempo que Él nos permita andar en este mundo. Hasta que seamos llamados al reposo en Su presencia. Con seguridad, confiando en que Él nos levantará con el mismo poder con que levantó a su Hijo Jesucristo.
Que Él nos ayude a seguir este camino con firmeza y esperanza. Con nuestros pies bien plantados en la tierra y con nuestra mirada puesta en nuestro Redentor y en la herencia que Él ha ganado para nosotros.
Hasta el final.